La española llegaba intratable a la final sin ceder ni un solo set y permitiendo un máximo de 16 puntos en ellos, los logrados por Li Xuerui en el segundo set de semifinales. Las sensaciones previas al torneo estaban certificadas, solo faltaba refrendarlo en el escenario más difícil, la final. En frente aparecía una Sindhu que se encontraba en la mejor semana de su carrera con exhibiciones progresivas ante Tai, Yihan Wang y Nozomi Okuhara ante las que no cedió un solo set y, lo que era peor, daba la sensación de arrollar a sus rivales con un juego eminentemente atacante.
El partido transcurrió como solo lo hacen los grandes momentos, entre nervios, pasión y altas dosis de calidad. Marín controló el primer set hasta los instantes finales con ventajas de hasta seis puntos. Tras el intercambio más espectacular que se fue casi al minuto de juego y más de 50 golpeos, Sindhu sacaba la raza de partidos anteriores que le hacían tan temida para endosar un parcial de 0-5 que la llevaban desde una casi victoria parcial de Marín en el 19-16 a la de la india por 19-21. A sabiendas que ese suceso era solo un pequeño traspié en una historia que se presumía larga, Marín retomó el plan de juego y como un ciclón arrasó la confianza india en el inicio de la segunda manga con una espectacular ventaja al intervalo de 11-2 que llevaría irremediablemente a la igualada a un set con el 21-12.
La tercera manga seguía el mismo patrón de dominio español tal y como reflejaba el 9-4, pero Sindhu se encargó de poner mayor incertidumbre al desenlace del encuentro retomando un nivel máximo e igualando el marcador al intervalo con un exiguo 11-10. A la salida llegaba el momento Marín donde con el oro en el horizonte se lanzó a por él y con parciales alternos de 4-0 y 5-0 redondeaba la meta con la que se plantó hace 13 días en Río “vengo a por la medalla de oro”. El éxtasis asaltó a la delegación española con Marín arrodillada entre sollozos, los técnicos Fernando Rivas y Anders Thomsen lanzándose a la celebración en pista y los españoles presentes en cuerpo y los del alma a través de los televisores o radios gritaban al unísono por la medalla de oro.
En la ceremonia de entrega de medalla con Carolina Marín en lo más alto del podio recibía la medalla de oro de la mano de Juan Antonio Samaranch Jr. –miembro COI- y obsequio por parte de David Cabello –presidente FESBA, miembro Council BWF y delegado técnico Río 2016- en el que era la cuadratura del círculo desde que Samaranch padre apostara por el bádminton tras visionar varios torneos en los ’80, testarlo en Seúl 1988 y hacerlo debutar en Barcelona 1992. De un español a una española con España con génesis.
Carolina Marín se convierte así en doble campeona de Europa, doble campeona del mundo y campeona olímpica. Junto con el actual presidente BWF Poul-Erik Hoyer Larsen cuando lo consiguiera en Atlanta 1996, únicos no asiáticos campeones olímpicos. ¿Quedan más retos por conseguir? Todos los que se presenten y supongan seguir sumando. Tokio 2020 con escalas hasta entonces. El bádminton español aportando al crecimiento del deporte español.
♦ Fotos 1 - 3 ©PHOTOBADMINTON
♦ Foto 2 - ©Shi Tang